26.12.09

El hombre de mis pulgares

Desde siempre en momentos de dormir su pulgar se inhibía buscando refugio en la palma de la mano, nunca fue negada la guarida y los mayores, un tanto por sobreprotección y otro poco por costumbre lo cobijaban. Fueron segundos, minutos, días, meses y años: acto reflejo a la hora de ir a dormir. Sin premeditarlo apareció la compañía, lo que aparejó una nueva cama y con ello todo cambió: cambiaron los climas, los perfumes y los sonidos. No necesitó nada para que el paso no sea brusco, sin pedir permiso, abrazó al resto y tomó la delantera. Ahora cada vez que ella cierra los ojos pareciera dar piñas en vez de evitar amputaciones.

26.9.09

¡Todo era amor!

¡Todo era amor... amor!
No había nada más que amor.
En todas partes se encontraba amor.
No se podía hablar más que de amor.
Amor pasado por agua, a la vainilla,
amor al portador, amor a plazos.
Amor analizable, analizado.
Amor ultramarino.
Amor ecuestre.
Amor de cartón piedra, amor con leche...
lleno de prevenciones, de preventivos;
lleno de cortocircuitos, de cortapisas.
Amor con una gran M,
con una M mayúscula,
chorreado de merengue,
cubierto de flores blancas...
Amor espermatozoico, esperantista.
Amor desinfectado, amor untuoso...
Amor con sus accesorios, con sus repuestos;
con sus faltas de puntualidad, de ortografía;
con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.
Amor que incendia el corazón de los orangutanes,
de los bomberos.
Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas,
que arranca los botones de los botines,
que se alimenta de encelo y de ensalada.
Amor impostergable y amor impuesto.
Amor incandescente y amor incauto.
Amor indeformable. Amor desnudo.
Amor-amor que es, simplemente, amor.
Amor y amor... ¡y nada más que amor!


Oliverio Girondo

5.9.09

Linea del pensamiento

El bosque era inmenso, exorbitante, inabarcable, extremo, casi imperial.
Deambulaba buscando vaya uno a saber qué. Alzando la vista logro ver como planeaba extendiendo sus extremidades. Pensaba, debo haberme perdido el salto maestro. El instante en que imaginaba como habría tomado carrera le hizo perder el aterrizaje. Cuando volvió en si, el mapache ya jugaba a los pies de un árbol. Siguió caminando y creyó ver como dos mariposas se posaban sobre una flor naranja que expelía rayos violetas hacia afuera. Creyó estar en medio de un cuento de hadas, la inmensidad lo apabullaba. La luz de semejante paisaje comenzó a apagarse, algo ajeno a él obturaba la luz del sol a mayor velocidad. Las penumbras se hicieron lugar. Ya no había ni mapaches voladores, ni mariposas pululando, ni la psicodelia de las flores. El bosque se cerraba progresivamente a medida que los pasos se acortaban. en menos de lo que el pueda recordar se encontraba desfilando de costado entre medio de una gran confusión de ramas, hojas, lianas y raíces. Al tanteo, y sin casi nada de luz seguía con el paso dudoso hacia delante.
Nunca se detuvo. Nunca pensó en volver atrás. Abrió paso y allí estaba él. Se perdía cómo el mapache aterrizaba.

29.8.09

Seis de la tarde

Por un altoparlante latoso se oye una y otra vez, una voz femenina: “No se dejen empujar. Por favor hay siete puertas más”.
Un hombre flaco, sentado frente a una mujer, dirige una mirada atónita. Ella se asoma por un rincón de la ventana. Diez vacas intentan ingresar por una de las puertas del sexto vagón de la línea B.

25.3.09

Pesadillas

Tuve una noche traumática. Primero fui hija de Benjamin Linus. Quiso matarme persiguiéndome por la ruta, envió un tornado y luego actuó delante de mi madre como si nada hubiera ocurrido.
Mas tarde caminaba por la calle en plena dictadura militar. Cerca de mi casa había un kiosco donde día tras día iban desapareciendo sus empleadas. Yo vivía con una amiga, se ve que nunca habrá salido el tema ideológico a la luz, porque un día la encontré melosamente con uno d los milicos que rondaban el kiosco. Una noche lo encontré en nuestra casa buscando un taladro, luego de eso escuche la puerta de casa. Todas las noches dormía con un pánico atroz, sin saber que pasaría con él ahí. Pensaba en que algo tal vez me haga despertar y volver a la realidad pero eso no pasaba.
En una de esas noches de verano, la gente, en multitud salió a festejar algo a la calle. Estábamos todos en las veredas gritando de alegría, él también. Yo sabía que me la tenía junada. Vi un grupo de jóvenes y decidí seguirlos. Entraron a un bar que estaba llegando a un cerro. Intente pasar y un joven barbudo me dijo que no podía, que no me convenía. Yo creía mejor eso que dormir bajo el mismo techo que el milico. Rogué para que me dejen pasar al baño. Atravesé un pasillo, mucha gente discutía en voz alta. Cerré le puerta y repentinamente se oyeron gritos desgarradores, disparos.
Desperté.

Mal día

En un día hoy nada debería salir mal.

La brisa anticipada del otoño me hizo creer en el buen porvenir. Por desgracia mía eso fue todo.

El día pasó con lentitud. Para variar una complicación tras otra demoraban el regreso nunca tan deseado a casa.

Las peripecias terminaron, pero la angustia irrefrenable busca excusa en cualquier esquina y amaga con el inicio de un llanto.

Un llanto injustificado teniendo en cuenta las horas transcurridas y sabiendo que las que quedan tienen más de sueño que de otra cosa.

12.3.09

[...] El significado de mañana es: "Espera hasta que la situación sea favorable" [...]

Yonqui, William Burroughs

10.3.09

Ayer vi resucitar a alguien

En uno de esos encuentros casuales que suele dar un pueblo chico fue llamado.

No lo veía hace tiempo. Conversamos durante largo rato. Un amigo de él estaba ahí contándome cosas de ahora, recordando viejas. No salía a la luz. Hasta que casi en un descuido lo nombró, y por arte de magia apareció. Me di cuenta lo extraño que sonaba su nombre en otra persona, como si nombrarlo lo hiciera presente.

Es increible lo lejos que puede llegar a estar una persona con tan solo no nombrarla.

14.2.09

Diario toca a la puerta

Desde que tengo memoria no puedo dormir de otra forma que no sea en la oscuridad total. Sin embargo en momentos de insomnio suele ser completamente lo contrario.

Lleva un tiempo, mejor dicho, me lleva (porque no se si esto pueda ser generalizado) acomodar mis horarios vacacionales a los de la realidad, que serán los que utilizare un 90 % del año.

Los primeros días sigo siendo la madrugadora que a fuerza de calores tropicales (en lo que de iglú no tiene nada) nunca duerme hasta después de las ocho. Obviamente que no importan las horas dormidas, la calidad, ni el estado.

Por lo general ese ritmo nunca llega a la semana, ni es sorpresa, ya que todos sabemos que días más días menos, volveré a ser la misma perezosa de siempre.

Cuando eso termina comienza lo que yo llamo el “desfasaje”. No importa si fue Mar Chiquita, Bolivia o Chascomus, el jet lag me agarra igual a pesar de que un incomodo semi cama me recuerde que sigo arrastrándome por las rutas.

Básicamente la rutina se resume a dormir hasta entrada la tarde y desde, entrada la mañana. Lo curioso es que no importa el nivel de cansancio si quiera la actividad, puedo pasar horas tirada en la cama pensando. Primera fase del insomnio. Recuerdo miles de situaciones e imagino lo que debería haber dicho o hecho, me prometo a mi misma que si determinada situación se llega a dar actuare de tal o cual manera, nunca cumplo.

Cuando ya no se que mas pensar pero me despabile aun mas de lo que estaba me fuerzo a dormir. Cuento, y sigo contando. Cuento de adelante para atrás y de atrás para adelante. Imagino una pared blanca pero siempre se me aparece algo de color y ahí erróneamente abro los ojos. Nunca hay que abrir los ojos cuando intentas dormir. Ves que un poco de luz entra por la ventana y empezás a desesperarte aun más, sabes que cuando el sol pegue de lleno ya va a ser muy temprano y no podrás dormir.

La presión no sirve, pero por suerte todavía es de noche. Por más que mires una y otra vez el reloj, sigue siendo de noche, y menos mal! Entonces es ahí cuando justo estas dando la milésima vuelta en la cama y escuchas un ruido. Estas más que segura que vos no lo hiciste. Contenes la respiración para intentar oírlo, de seguro se repite, pero no pasa. Y eso que hubieras jurado que sabias de donde venia y casi casi que sabes que era lo que se había caído, doblado, roto, partido o movido. Y la hora pasa, estas durmiéndote al fin caes en el sueño y lo escuchas de vuelta. Te sentás en la cama no lo escuchas de vuelta, pero los ojos te empiezan a pesar y además siempre es preferible dormirse antes de que todos despierten.

13.2.09

Días de radio

Ante último día en la radio. Las cosas no andaban bien desde hace mas tiempo del que tomé la decisión, tal vez por amor, tal vez por cobardía, lo observable es que dilataba fugar de allí.
Primero creí estar en pie de guerra para enamorarme, lo que me hizo ver las cosas de un cierto tinte bastante irreal por decirlo de alguna manera. El amor no fue, pero dio pie a la amistad. Y esa amistad se fue adosando a otras que ya formaban un grupo.
La cotidianeidad me arrastraba a que la rutina diaria sea prácticamente ineludible. Mi cerebro no veía como opción dejar todo eso. Las relaciones se consolidaron, a pesar del grupo había diferencias entre unos y otros, tal vez el miedo a que con algunos no perdure fue que me fui acomodando.
Desde un principio supe en que me metía, primero era experiencia pero la cosa cada vez se confundía aun más. Casi por casualidad salió mi temor a la luz en medio de una conversación. Repentinamente todos nos encontrábamos a un paso de la entrega del mando, pero nadie lo hacía. Nos atábamos los unos a los otros. La situación comenzó a empeorar al mismo tiempo en que creíamos fuertemente en los lazos, la cotidianeidad paso a segundo plano y allí estábamos frente a la alta y única cúpula de la emisora pretendiendo mejoras. De más esta decir que nada de eso pasó. Un par de días quedaron sin palabras, el aire estallaba en mil pedazos por el menor silbido, así que allí estábamos detonando por dentro.
Ahora pienso que la partida de cada uno, con escasos días o incluso minutos de diferencia, no fue más que una deserción en orden de fatiga. De la mayor antigüedad hasta la más mínima fuimos dando a conocer que es lo que queríamos.
Con el fin casi a cuestas nos reunimos, no fue en situación gremial, a pesar de revolver hasta el mínimo detalle de cómo habíamos llegado a eso, sino mas bien a modo de cierre, y porque no de apertura.

Once in a life time

La noche anterior había sido un tanto removedora. Una amiga de otra provincia. Una de esas amigas que vemos bastante poco seguido y que por más que hablemos por teléfono y estemos al tanto de todo, nos vemos obligadas a compensar en sus visitas maratónicas con horas y horas de charlas que intenten una vez más narrar las cosas sucedidas últimamente, estaba acá.

Como quien no quiere la cosa, o tal vez por estar caminado por su barrio aterrizo en nuestra charla nocturna él. Hacía más de un año que no sabía nada él, tal como mis reglas de no reincidencia me lo indican.

Se hablo de mucho esa noche, por suerte no todo fue de él. Tal vez su nombre sobrevino como una especie de aviso, o de excusa para que horas después le busque un sentido a algo que en el común de la gente seria un encuentro casual en un lugar con altas probabilidades de que lo sea. Pero como no me considero normal en cuestiones especulativas, todo pareció tener cierto sentido.

Como cualquier día me levante rozando el horario en que debía salir de casa. Vaya a saber una porqué un momento de desliz me obligo a bajarme del subte una estación antes. Las opciones eran dos esperar sobre el mismo andén un nuevo tren o salir a la superficie y caminar las cuatro cuadras que hacían la diferencia entre estación y estación.

El verano casi siendo otoño invitaba a caminar por la calle. Corrientes en ese horario es algo mas que incomodo. Y cuanto más cerca de la intersección con Pueyrredon el espacio pareciera ir reduciéndose hasta permitir solo el espacio de mi cuerpo, siempre y cuando ningún transeúnte ose cambiar de dirección bruscamente.

Auriculares al oído, la mirada fija en la espalda de quien me antecedía en ese pequeño camino del hormiguero que se diseñaba sobre la vereda. No se sabe que fue lo que ocurrió, pero la fila se tensó y todo complejizó hasta logar que mi mirada se dirija hacia otro lado intentando matar el tiempo que demoraría en normalizarse el transito.

Y ahí fue que vi que alguien de la mano contraria había tensado su propia fila del hormiguero. Los dos nos quedamos unos segundos mirándonos a los ojos, no atinamos a decir nada, y menos mal que no lo hicimos. Apresurarme a expresar palabra alguna habría sido más que peligroso. El automatismo hubiera hablado por mi y eso nunca me resulto a favor. Las hormigas intentaban seguir su camino esquivando los dos bultos que nosotros representábamos.

Fue rápido, pero suficiente como para un primer contacto entre fantasmas. Para mi fue un fantasma, no se que habrá sido para él, pero mejor creer que fue un fantasma. Las palabras fueron las básicas para saber que ambos no habíamos caído en ningún tipo de desastre últimamente. El dejo en claro que seguía habitando el barrio y que no sabía porque ese día decidió ir a trabajar caminando. Yo aproveche y casi al pasar afirme que estaba trabajando en el barrio. El coraje faltó para aclarar que era exactamente a la vuelta de su casa.

Simulé estar apurada y retome con normalidad el camino hacia el hormiguero. La procesión iba por dentro.

12.2.09

Tic Tac

Con vos nadie se sentiría avergonzado al mezclar los discos. Con vos podría ver películas e intentar que cual la pantalla lo nuestro sea igual. Podría ser como soy sin premeditar cuanto de eso te asuste. Con vos podría haber largas charlas con y sin sentido. Nos llenaríamos de lecturas el uno al otro y nos obligaríamos casi tendenciosamente a conocer nuevas cosas.
Seria la oportunidad para que todo sea como se quiere. Ni vos ni yo daríamos complicaciones. Esta todo tan hablado que no habría margen para desentendidos. Vos sabes que es lo que quiero y yo se que es lo que queres, pero el saber tanto juega en contra. Así como sabes que quiero sabes que detesto, con que me debilito y con que me irrito.
Llegamos al punto que cada uno sabe lo necesario para dar en la tecla del otro, pero así y todo no lo hacemos. Creo que tal vez sea por una cuestión de que en el trayecto en que hemos investigado tanto el uno del otro, también pusimos el oído, también sabemos lo que en el fondo todavía nos hiere o peor aun lo que simplemente no podemos olvidar.
No voy a mentir, por momentos imagino como seria y creo que maravilloso, pero un instante después una ráfaga me golpea la cara y me hace ver que no es y tampoco me duele, porque si bien se todo lo que habría, también soy consciente de que no lo necesito y de que las cosas me gustan como están.
Creo que porque con vos todo seria como debe ser es que no es.

Abracadabra

Los primeros diálogos cruzados. Momento ideal si los hay para redondear la imagen que tengo del otro. A pesar de las embaucaciones que pueden surgir de este tipo de momentos, la mayoría de las veces sirven a modo de refutación o verificación de hipótesis.

Como quien no quiere la cosa, la charla tiende lentamente en un sentido determinado. Tal vez no sea la charla, sino yo que la llevo hasta ahí, o porque no, mas de una vez la sorpresa de escuchar espontáneamente determinadas cosas me ha dejado pasmada.

Hay palabras que producen en mí una especie de efecto inmediato. Palabras que esconden un idioma secreto. Codificaciones necesarias para que alguien ingrese en mi vida por la puerta delantera. No son muchas pero con una sola la fanfarria se activa.

Y allí están… las mágicas palabras. Escucho una y el corazón comienza a agolparse contra el pecho, la segunda y ya creo que quedará marcado en una de sus mejillas, solo unos pocos llegan a la tercera, y casi nadie puede entregar más de esa cantidad.

Sueño con que alguien me de mas de la cantidad requerida e imponga una marca, una especie de nuevo record a ser alcanzado. Nuevas palabras. Palabras que una vez dichas sean sumamente necesarias, que merezcan un lugar en esa lista de requerimientos invisibles.

Requerimientos que tampoco son eliminatorios, pero dan excelentes referencias del otro, pequeño guiños a cámara.