29.4.08

Zozobra

Las apariencias engañan. Cada vez que me acerco un ardor intenso me toma por asalto. Furiosamente me rasco intentando frenarlo, no puedo. Es peor. La desesperación me lastima aún más.
Cada noche me acuesto sabiendo que mañana habrá que enfrentarlo. Obstáculo que debo sortear si quiero llegar a destino, puede ser doloroso, pero ineludible. Tal vez podría hacerlo si no tuviera una familia que mantener, tal vez sería una opción. Debe haber otras opciones, por ahora solo tengo esta.
- No, es imposible. No la podría estar eligiendo.
Ambos parpados comienzan su día. Todavía no salió el sol. Es esa hora que sólo se define como día después de unos minutos en pie.
La resignación me puede. Se que nuevamente tendremos que enfrentarnos. Nos miraremos fijo. Mi aparente mirada pedirá una tregua, la de él también. Pero ambos sabemos que no es así.
Unos segundos bastarán para salirnos del personaje. Yo me asustaré al ver su actitud transformada (transformada en lo que ya se que es). Estará al asecho, sigilosamente se arrimara y otra vez tendré que detenerlo con mis manos. Si se escapase por aquella puerta sería lo mismo que no enfrentarlo. Hoy es mi única opción, debo sostener a mi familia me repito a mi misma en un decreto casi metafísico de auto convencimiento.
Se escapa, al borde del llanto, anticipando el dolor en que desencadenará su acto de rebeldía corro hacia la calle y lo tomo por su lomo.
Otra vez lo mismo. El limite entre la caricia de un indefenso felino para unos y la detestable alergia para otros.

No hay comentarios.: