25.2.12

Freddy

Despertar de una pesadilla no posee comparación con ninguna otra situación de la vida en general. La sensación que sube desde el centro de los pulmones hasta la boca, nunca, pero he dicho nunca, la he experimentado en otros casos.
Creemos que la angustia, rabia, ira, llanto, o tan solo tristeza que generan las imágenes debió ser contenida (por lo que para nosotros fueron horas), y que solo en delicados casos, una vez que los parpados realicen su acto de magia pueda suceder el desahogo.
Nos obligamos durante tanto tiempo, ficcional o real, a no liberarlo, que el nudo se detiene en cada punto del trayecto que hemos indicado, dejando que lo degustemos, que nos quede inconclusa la angustia, que el llanto, solo se vuelva lamento quejoso, seco.
La primera preocupación es la liberación. A medida que el tiempo pasa y la respiración se va normalizando comienza el acto de espionaje, y el Sr. que lleva la causa dentro nuestro junta cada pista, las coteja, las pone en relación-contradicción con el mundo real, el mundo que dejamos la noche anterior a la que ocurrió el hecho.
A mayor intento de dilucidar, mas rápido se van escondiendo las pistas, muchas veces suele ocurrir que el conflicto principal, se retenga un par de horas. En la mayoría de los casos se ocultara mas rápido, y en medio de la tarde, cuando un cuchillo unte la mermelada Uds. Le diga a su compañero, “a que no sabes lo que soñé “.

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